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En vísperas del Día del Recluso, 8 de agosto de 2020, compartimos los beneficios de permanecer en contacto con los seres queridos encarcelados y destacamos el viaje de un hombre.

Tómese un momento para pensar en el efecto dominó que se produce cuando alguien ingresa en prisión. No sólo afecta a la persona encarcelada, sino también a su familia, su comunidad, sus compañeros de trabajo y otras personas.

Para los encarcelados, las emociones pueden ir desde el miedo a la ira, pasando por altos niveles de ansiedad en previsión de lo desconocido. Estas emociones a menudo permanecen embotelladas buscando cualquier escapatoria posible. Del mismo modo, los seres queridos experimentan muchas emociones al adaptarse a sus nuevas situaciones sin sus seres queridos.

Por todo ello, es fundamental que las personas encarceladas y sus seres queridos se mantengan en contacto. Necesitan una válvula de escape para compartir esas emociones reprimidas. Ni que decir tiene que, dada la limitada interacción en prisión, permanecer en contacto con los seres queridos tiene numerosos beneficios para los encarcelados. Nos gustaría destacar algunos en particular...

• Mantenerse conectado puede evitar la institucionalización recordando a los seres queridos las libertades que existen, dándoles la esperanza, la inspiración y la validación que tanto necesitan.
• La comunicación bidireccional ofrece a familiares y amigos la oportunidad de comprender por lo que está pasando su ser querido, lo que da lugar a conversaciones más reflexivas.
• Una mejor conectividad significa que las personas encarceladas tienen más posibilidades de integrarse con éxito en su familia y en la comunidad tras su puesta en libertad.
• Los recuerdos que echan de menos los encarcelados sirven a menudo de poderosos recordatorios y motivación mental, por lo que es menos probable que reincidan.
• Y lo que es más importante, permanecer conectados hace que los encarcelados se sientan humanos, atendidos y escuchados.

En los próximos días compartiremos el viaje y la historia de Tyrone Toliver, recluso de la prisión estatal de Ironwood (California). Su vida de autoproclamado pandillero cambió cuando encontró su válvula de escape para conectar con los demás. Tyrone es ahora capaz de hablar de los temas de los que estaba demasiado asustado para hablar cuando fue encarcelado por primera vez.

Lea ahora la primera parte de la historia de Tyrone: "Mi viaje entre rejas".

¡No olvides enviar fotos a tus seres queridos encarcelados! Puede descargar la aplicación Pelipost a través del Apple App Store o Google Play Store.

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